martes, 2 de diciembre de 2008

EL TILACINO



El tilacino (Thylacinus cynocephalus), también conocido como lobo de Tasmania, lobo marsupial o tigre de Tasmania era un carnívoro marsupial de tamaño medio, nativo de Australia.
El tilacino es un ejemplo clásico de
convergencia evolutiva en la literatura científica, dado su notable parecido con los cánidos de otros continentes (el nombre específico cynocephalus significa "cabeza de perro"). Al igual que éstos era un carnívoro adaptado a la captura de presas de tamaño pequeño o medio tras lanzarse a la carrera. Tenía un cuerpo estilizado, patas finas aunque no demasiado largas y cola delgada. El pelaje era corto y de color leonado, con rayas negras (o café oscuro) en los cuartos traseros y cola (de ahí el apelativo de "tigre"). Las mandíbulas, provistas de 46 dientes, podían abrirse hasta extremos asombrosos (aproximadamente 120°), más propios de un reptil que de un mamífero, permitiéndoles engullir grandes pedazos de carne sin masticar.

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ALGUNAS CAUSAS DE LA EXTINCION

Las especies se extinguen o ven reducidas sus poblaciones por varias razones, pero la causa principal es la destrucción del hábitat debido a actividades humanas.
A medida que evolucionan las diferentes especies, la mayoría de ellas se adaptan al hábitat o ambiente específico que mejor reune sus necesidades de supervivencia. Sin este hábitat particular, la especie no puede sobrevivir.
Las actividades humanas tales como contaminación, drenaje de humedales, conversión de sabanas en tierras de pastoreo, deforestación, urbanización, destrucción de los arrecifes de coral, y la construcción de caminos y presas, han destruido o dañado seriamente y fragmentado los hábitats disponibles. La fragmentación de hábitats, el aislamiento y división de hábitats en áreas menores, han provocado que las especies de plantas y animales que permanecen en esas "islas" de hábitat pierdan contacto con otros de su propia clase. Esto reduce su diversidad genética, haciéndolos menos adaptables al cambio ambiental o climático, y los deja altamente vulnerables a la extinción. A veces los hábitats fragmentados llegan a ser tan pequeños que no pueden mantener una población sostenible.